Debería

Debería escribir algo, pero no me place. Creo que me quedé demasiado alejada de las cosas y ya ni siquiera reconozco el lugar donde vivo. Todo está tan cambiado y tan diferente. Puedo echarle la culpa a las lluvias en Morelia, Michoacán, pero nisiquiera me mojaron pues parecieron un poco insignificantes ya que, no sólo estaba bajo techo, sino bajo los placeres de Morfeo. Me encanta ser sobajada por su poder; me excita demasiado pensar que estoy en sus brazos y que, de la mano, me lleva a un nuevo mundo donde puedo ser lo que no soy y ver a la gente que no conozco. Podría también echarle la culpa al inmenso calor de Monterrey y su área metropolitana, pero, a decir verdad, ya extrañaba el calor y el movimiento citadino muy a pesar de que al lugar en el que me encuentro sería un poco ridículo llamarle ciudad, pero aún así amo vivir acá, aunque ya extrañe la tranquilidad que sentía al caminar por las calles de Guanajuato o caminar por la calle principal de Morelia y, en lugar de darme cuenta de que estoy en una ciudad extraña, sentirme en otro país.
Algo nuevo, algo diferente.
Incluso extraño tomar fotos por Monterrey y sentirme totalmente extraña, aunque suela ser cotidiano.
Ya estoy de regreso, en el lugar que llamo hogar, pero todo es tan distinto que me llego a sentir inadaptada.